sábado, 27 de diciembre de 2014

GOTAN: Este poema pertenece a una selección de poemas de Cristina Peri Rossi, que encontré perdido en un libro virtual. Es de una belleza triste porque está impulsado por el dolor de la pérdida: "Lo perdido y nunca recuperado", dice Benedetti. Yo digo, por el conocimiento exacto de lo perdido y revivido una y otra vez por la palabra.


Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
No, nadie te esperó, nunca.
No te esperaron los árboles
que habías plantado
ni la estatua del indio herido
en bronce enmohecido
no te esperó tu tía abuela
que murió llamándote
ni la silla de mimbre que vendieron,
ni la calle
que cambió de nombre
el mar no espera nunca
y en su ir y venir
no hay
Arrabal amargo
no hay
Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver
No está Osvaldo Soriano con su gato
recogido en la rue
que maullaba en francés
ni la dulce francesita que te salvó de los flics
una noche de invierno, en París
No está Raquel que vendía periódicos
y preservativos y sabía el nombre de los árboles
aún de los más viejos


No adivino el parpadeo de las luces
que a lo lejos van marcando mi retorno
No hay retorno:
el espacio cambia
el tiempo vuela
todo gira en el círculo infinito
del sinsentido atroz
No quiero
volver con las sienes marchitas
las nieves del tiempo platearon mi sien
No quiero un
arrabal amargo metido en mi vida
como una condena de una maldición
ni que
tus horas sombrías torturen mis sueños
No quiero que el camarero del Sorocabana
me pregunte, treinta años después:
«¿Un capuchino, como siempre?»
Siempre no existe,
Gardel murió
y la Tana Rinaldi también emigró.
Quiero otra luz, otro mar,
otras voces, otras miradas
romper este pacto de nostalgia
que nos ata,
como una condena de una maldición
y no volver a soñar con el barco que atraviesa una mar
oscura para devolverme a la ciudad donde nací.
No hay
Volver
no hay
arrabal
Sólo la soledad es igual a sí misma.

viernes, 12 de diciembre de 2014

NOCHE en TRISTE: El vino sabe a verdad, a tormento, a llanto. Esta noche la vida escribe trilce sobre mi piel y con sus dedos dibuja la angustia.

Salgo a caminar
cualquier excusa es posible
esta noche
me haces falta
aquí
cerca
donde la ausencia se precipita
sin piel
a las once
a la una

la hora se marca en nuestras ropas
untadas
de llanto

el mundo se cae un poco
Atlas misógino
no has querido sostener
la debacle

hay horas
a estas horas
perdidas
atrapadas en un libro de cuentos

estoy cercada
por el sueño de alguien que sueña
algún sueño
donde apareces
en blanco y negro


ya no me encuentro
te extraño en cada objeto
posible
una calle infinita
un cenicero vacío
una pared en blanco

y amanece sin ti
con su orden desquiciado
labios
botellas
despedidas
horas

ya no me encuentro

Alguien alucina en la habitación contigua

Tengo sueños ocultos de lugares imposibles

extraño el pulgar de tu mano izquierda (NO SABÍA QUE ERS ZURDA)
tu pestaña perdida
tu párpado agitado
tu bostezo de sueño
la serpentina
de tu piel
enredada a mi vida
lo inútil
que va dejando rastros de humanidad
en las calles

Tengo nostalgia por las cosas que ya no conoceremos
lo prescindible


el imaginario ha consumido letalmente los días
y solo queda la desesperación

Desde hace tiempo
la vida aprieta
la ropa
pero la desnudez solo es posible

y vale todo este dolor
si tú volteas a ver el mundo
solo para mirarme.







martes, 25 de noviembre de 2014

CANDY CRUSH SAGA

A: Cristina Peri Rossi



Te escribo pequeños mensajes
que envío en una botella postmoderna
con solo presionar send
y viaja a través de la red
mar de hilos
cuerdas
alambres
y fibras sintéticas


quiero verte, te digo        
viajaría por ti
traspasando mi miedo

aunque
-poenam Tántali pati-
          tú no contestas

entre tú y yo
pantallas planas
el titilar del cursor en una habitación a oscuras
la pregunta que viaja a través de la red
¿puedo verte?
que es igual que preguntar
si puedo
besarte
quemarte
como a las páginas de un libro
que amo
      no sé si piensas en mí
no sé si te preguntas
no sé si sueñas
conmigo
porque mi sueño es la dársena
donde tu cuerpo se desnuda
del tiempo
y a cada lado
de la pantalla plana
donde mis senos empiezan a caer
demostrando la verdad de una teoría
y el apetito es tan grande
que empiezo a traducir signos
nos separa lo mismo que nos une
              las palabras

Pero tú solo me invitas a jugar candy crush saga   
-ludópata-
y no sé
si es un coitus reservatus
-como diría Roland Barthes-
o solo el triste producto
de la contingencia.



lunes, 24 de noviembre de 2014

ARQUITECTURA DEL DESEO

Cada día devoraba mis ojos. Sus manos quiméricas tornaban las sombras de la noche en espectros. Yo estaba plantada cerca de sus senos, a su espalda, me movía voraz alrededor, latiendo, asustada, sedienta de lo que brotaba de ella como una fuente. Fingía perseguirla, conocerla, huidiza, sus manos resbalaban en la pintura de mi cuerpo, ingrata, para huir otra vez y justo ahí donde la fusión no era posible, en ese punto absoluto, regresaba a mí en forma de pantera, arrullando mis espasmos. Entonces la noche se confundía con el día de sus pupilas, en un estallido sin nombre, colmado por el silencio de ser tragada enteramente. Sobre mis huesos, su cintura era una cadena cruda, invisible, terrosa, lodo de una tierra perdida, libre, elemental. Aquí era allá, extenuada, su palabra era mi fuente y obligada a vagar en la miel de su canto, cambiaba de forma, fui pez y consuelo, una araña suave tejiendo hilos incalculables que nos ataban al zumbido de las embestidas en un aire viciado de deseo. Condenada, era agua de su efluvio secreto que me alimentaba, giro sempiterno de vida y muerte. Bailaba al ritmo de su cítara, en las noches de lluvia, entonces iba al encuentro de su sombra, que me llamaba silente por nombres antiguos. Y en los acordes multiformes, con lengua austera, cifraba poemas rehaciendo la arquitectura quimérica de cada entidad que discurría en la tierra.














Su boca emitía sustancias sutilísimas, que provocaban la vida de las raíces, y ya en la tierra, también renacía como un árbol empinado, buscado otra vez su luz. Amarla era evocar elementos desconocidos y sorberlos todos al mismo tiempo, sin tregua.

Quería safarme de aquel rictus nocturno, despertar sin la invasión de su mirada, de su ser inquisitivo, parénquima, pero cada contacto suyo era una trasliteración para recuperar la palabra original que me define. Aquello era una forma de rapto esencial: me había convertido en una sustancia segunda suya, la totalidad de las diferentes sustancias que ahora la componían.

viernes, 7 de noviembre de 2014

A peine




Sé que te gustan las mujeres

casi tanto como los negros

casi tanto como los indios

casi tanto como te gustan las canciones de Bárbara (...).


CRISTINA PERI ROSSI.















viernes, 10 de octubre de 2014

LILA DOWNS - Cielo Rojo





DESNUDEZ 


Le quitaste un pedazo al mundo
su alteridad
el equinoccio
su ceguez
soltaste suavemente
mi rostro que gime a la noche
hoy
abriste
las heridas
como una compuerta de agua

el corazón embebido en su cárcel
chorrea pintura
es un mural llovido y llorado

después de ti
las noches seguirán a los días
seguirá la tierra al agua
las luciérnagas despertarán al sollozo
de la lluvia
el gusano verde seguirá interminable
su destino

la verdad tendrá la suerte de lo efímero
pero tu boca
tu boca de lodo
tu boca de ébano puro
de alcanfor doblegado
y carne
ya no recitará
     
  el deseo
      
el tiempo ya no marcará
la tierra seca
la raíz
el latido de angustia
el sin sabor

ya no buscaré tu lecho

tu puerta
iluminada
infinita
degradada por el recuerdo

porque arrancaste la página
el sentido
leíste al reverso del cuadro
buscando
se cayeron los pinceles


y en mis venas solo queda aire.

miércoles, 8 de octubre de 2014

COLLAGE DE UNA NOCHE DE OCTUBRE:







Bebes una cerveza en la proximidad del balcón. Fotos en blanco y negro del Guernica postmoderno: Alas descendiendo en la caricatura de tu cuerpo pintado en una pared de Guerrero hipnotizado por balas herrumbrosas. Estás cruzando el Pacífico de mis manos que flotan sobre tu último poemario. Cruzamos la ciudad maldita –a diez mil muertos por minuto- bebiéndonos la muerte a solas con su música. Callas canta sobre las almohadas azules, sobre las nubes verdes de un cuadro de Delaunay mientras te quiero en un abecedario inconcluso. Te encuentro a cada lado del espejo, en el patio del manicomio con una barquilla de fresa. Hoy el vicio no es suficiente para tenerte aquí, entre las viejas páginas de un libro quemado. Ya no escribo en los cafés, ya no beso en los bares, ya no bailo en las calles el rock de las azafatas tristes, solo cierro los ojos a la noche con la ausencia bebiendo de mis sesos el cáliz de una muerte que no recuerdo.






Busco tus gestos entre las calles atestadas de asesinos sin sueldo y boletos de pre-venta, entre gomitas rojas y chocolates de ron, una belleza fulminada por nuestros deseos. Fuimos vendavales callados con libros en las manos, para beber palabras que no se pronuncian. Cuando llegamos era tarde. La universidad era el parnaso de nuestros cuerpos sin juventud. Un pedazo de tierra sin aroma. Una cerveza rociada en un jardín disecado por un poeta encarcelado. Sin embargo me prendé a la alcayata de tu cuerpo como un misterio innecesario. Enamoré en parques vaciados de sol y tu voz cantaba en un cuarto postergado el amor incognoscible. Vencimos estatuas gigantes con el alcohol supurando tinieblas, cuadernos cuadriculados y naranjas dulces del patio vecino. TU BOCA fantasmagórica salía por las ventanas de la ciudad, bacante, a mi encuentro. Bebimos vocka como beber mujeres ebrias en los semáforos de la noche. Nadie soñaba con Picasso cuando tocaba tu cuerpo debajo de las sábanas y el desierto de Sonora tragaba muñecas de hueso. Es la noche, eres tú quien me cerca en un combate perdido. Me atrapas en tu tela de araña, venus postergado, sin nombre posible. Nos ponemos las camisas de las locas, con roscas sagradas en los puños. Un maíz germina en tu vagina, somos una fotografía de 1800 que rompe el concepto. Janis merodea en la calle cerrada de mi ombligo y tú descubres el orgasmo con las manos abiertas haciendo bombas con el chicle de mi boca. Transcurren los noventa y te quiero, mi mano es del tamaño de tu deseo, mi deseo es tan grande como tu placer, no sé lo que soy. Escucho Nirvana, son las doce de un día vencido, deliro comiendo tu labio por primera vez, estás en mi almohada prestada, cinco minutos más para quedarme en la tierra y pertenecer. Tocamos nuestros dedos, tu boca es una amalgama oscura y sedienta que no puedo saciar. Debajo de tus párpados mis óleos. Todo sigue escribiéndose, tus axilas expuestas en un baño público, quiero sublimar, exorcizar, la cicatriz que hace la luz. Solo veo fantasmas en las esquinas de tu cuerpo tumbado como una estatua en el cuadro que no pinto. Saboreo el viejo perfume de tu piel cuando todos se han quedado como mimos en un valle perdido. Es el tiempo que no escampa. Eres mi cicuta, el viejo adagio incomprensible, el dominio que ejercen las estrellas sobre la oscuridad plena. Bebes mi hastío. Guardo retazos de ti, pedazos de tu insomnio –“he conservado intacto el paisaje” M. Benedetti- la gota de ti que puso el último beso. Te escribo en crucigramas, en este dialecto de columnas heridas para una posteridad que no sabremos como acariciar.



jueves, 2 de octubre de 2014

NATURALEZA MUERTA con acuarelas:

Tenía un muerto, macabro, cruel, posado como un pájaro triste en mi sombra. La rosa tiembla febril en la rama. El muerto reclamaba mi cuerpo, mi alma, cada palabra. No conocía el amor, no era amor su sombre. Se fue con páralo y una pantaleta vieja de arcoíris. Una y otra vez el silencio de los árboles amarillos sobre la tierra regresa, tus piernas se abren a través del viento. Mi lengua fría, expulsada, mi lengua insulsa hace movimientos de pincel, mi lengua se pierde en el túnel de Sábato, en la palabra mujer. 
O´keeffe


 Me baño en el mar, la arena brilla, los aljibes brillan en el fondo de tus manos. Existes porque te nombro al nombrar cada cosa: pez, lápiz, sol de matin.



Tus cejas se juntan y tu mirada se pierde en las fotos postales que parpadean en el ordenador. Mezclo el bossa nova con el vino, las películas de Tarkovski con un viejo sueño alumbrado por la luna. Me resisto a no tenerte dentro de un tren entrando en una ciudad de madrugada, pitando con humo, tus labios sellados por el sueño, con la cabeza apoyada en mis piernas, y te dibujo los ojos por primera vez, las pestañas transparentes DILUIDAS en carbón, las palabras que expulsas como si fuera el monóxido de tu cuerpo en reposo, bajo el agua, como una piedra sonriente en la base del río. Me pongo el sombrero que compré en Toledo y salgo a caminar.
 
Marthe Donas


miércoles, 1 de octubre de 2014

CRÍTICA LITERARIA CON DIBUJOS:



Volcom Fall  by Malika Favre

No me repito.


Escribo con los pies, con la zurda y pinto mientras bailo desnuda hacia el horizonte.



Tengo miedo de no arrastrarte con mi prosa. El agua arrastra, la piel arrastra, la noche arrastra. He prohibido tu nombre a la imaginación. No quiero repetirme en el espejo, ver cada día un cadáver sonriente y místico. Alguien se asoma a mi mirada, una superviviente al aire, a la gente, una enamorada. No soy Violette Leduc, ni Dora Maar, ni Georgia O´keefe, ni Malika Fevre, en común la vagina y el intelecto. La poesía es el torrente poderoso, palpable, consumible en mi sangre. Piensa en los griegos, no te abandones al miedo. Escribo para no pensar, escribo con los ojos, con la lengua, con los sueños agolpados en la frente que besas, que besabas, que ya no besarás. Mi frente amplia llena de fiebre y silencio. Tu mirada se reduce a una sola mirada, mirar hacia dentro escribiendo en una máquina obsoleta las más hermosas palabras.  Escribir en el sótano, en la parada solitaria del centro de la ciudad mientras matan mariposas con insecticida. Tu cerebro se reproduce con el mío. Tu sangre invade mi torrente sanguíneo, somos más que el resultado de la ecuación matemática perfecta de la sumatoria de todas las partes

By Catherine Abel.

La perfección de hacer lo que nos apasiona, escribir, jugar con las imágenes y hacer un laberinto con ellas. Envolver el mundo con tus ojos, delirar y delirar, no decaer. 
 
Black Hill with Cedar by Georgia O´keeffe

Tú caminando sobre mis dedos que escriben tu aroma, la historia secreta de tus latidos, la fuerza de la sangre en tus mejillas, la delicadeza del metal moldeando tus manos. El amor me incita a correr sobre los recuerdos, libre. Escribir sobre tu cuerpo no es escribir sobre tu cuerpo es escribir sobre tu cuerpo. Recupero la ciudad con la poesía, la reconstruyo después de la guerra de la censura y el silencio. Me apropio de mi memoria, de mis dedos, de mi silencio, de mi deseo.


Georgia O´keeffe
 Después del amor solo puede venir el amor.


QUÉ SUCEDE

  A Josephine, mi otredad Qué sucede cuando sientes una conexión tan intensa que el otro se va, cuando se sienten los corazones latir en las...