Llegué tarde a muchas partes, pero a ti siempre llegaba a un tiempo brutal. Recorría de poro a poro tus distancias, tus alucinaciones, nada nos apartó, salvo la soledad "de dos cuerpos que pueden quedarse juntos a la penumbra." Ahora nos aparta la locura y nos junta un desierto a solas.
A Yolanda Pantin
Me siento ante ti
conversamos como dos viejas amigas
te digo que no me han llegado las cartas que nunca
escribiste
te leo en los ojos viejas lágrimas
veo en tus manos una casa clara y grande
y me enseñas a adornar el jardín
aunque tus hermanos corran detrás de las rosas
pinchando tu niñez.
Tú me tomas de la mano
así me cierras dentro de ti
-no
te sabes la tabla del dos-
tomas una espina clavándola en esa herida tuya llamada
corazón
me derramo sobre tus páginas
a mí que nunca invitaste a escribir la última página
de tu único libro
a mí que no tuve un jardín.
Con un tormento de cayenas oscurecidas
de tu jardín
recién plantado
devuelvo las hojas hacia el verso que me hizo llorar
-recordar
sobre todo
que aquello que se
ama
no existe- Y. Pantin
Comentarios
Publicar un comentario