A veces vuelvo a ti, limpio mis sueños con tu rostro en medio de la oscuridad de la habitación. Dejo que mis poemas te conjuren. Eras una llama, un fuego entre las líneas incomprensibles de la vida. Hoy quedan tus despojos y una pequeña sombra en las esquinas cansadas de mis versos.
TRES VARIACIONES SOBRE TI
mientras el trabajo
la lluvia
el estertor del tráfico
y otra vez regresar a la casa
a tomarse una cerveza
a cocinar pasta para mañana
para ir al trabajo
y la lluvia en la noche
otra vez sin ti.
Ayer leí a Bertoli
enterrándome su libro
como un puñal
enterrándome la hornilla en el ojo
enterrándome sus palabras tuyas
enterrándome la cochina noche
sin ti
enterrándome la cama
enterrándome tu costilla de pez amorfo
para ir al trabajo
para comer
para respirar
con tu sabor mío
para verte.
DOS
Ya en la cocina
cuando ponían Martirio en la radio
y los champiñones se mojaban con el aceite de oliva
y casualmente llovía a cántaros
y todos dormían
después de escribir uno o dos poemas
pensé que tal vez
después de todo
tú existes.
TRES
Para olvidarte te escribí 70 poemas sin rima
y 5 cuentos cortos
pinté 2 lienzos con óleo
-en cada lienzo había un solo rostro-
y los poemas no fueron publicados
nadie los leyó
ni los editores
ni los estudiantes
ni las señoras que no hacen nada en las tardes
y mi Uzbequistán se quedó con su ruta de la Seda
su minarete y su desierto
y los cuentos
siguieron siendo cuentos
sin final feliz.
Adriana Duré.
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