sábado, 28 de junio de 2014

Esta noche yacen en el fondo de la memoria de vino, exequias de lo que fui: paisajes adustos, calles solas, parques sin columpios, cervezas sin amigos, borracheras de amor que terminaron en vómito y en un a solas profundo, ciudades frías de países extraños donde buscaba tu señal o tu olor, camas de hostales con baños en el patio obscuro. Fui tantas cosas y tan poco. Fui una calle de Madrid llovida y arrasada por el recuerdo.

TOD UND FRAU




                                                                        A Kathe Kollwitz

En las calles de Madrid llueve,
lejos, en el café La Cruz Blanca y en pleno centro de mi croquis húmedo,
el cielo muerde las estatuas de los edificios,
carcome el agua fuente y la punta seca sobre el papel esmerilado
del retrato de la mujer blanca casi pálida del lienzo incomprensible.

Pido un café y ya me pierdo,
-dos de azúcar, digo-
pero hay un tarro con pitillos de azúcar con el logo del café,

llueve suavemente sobre las calles limpias de una ciudad que amanece,
con sus luces enfiladas y sus mangueras largas,
con agua fuente y barniz blando,
parduzco con olor a ciénagas.

Hay un silencio escrutador que amablemente digiere tus entrañas,
llueve y el olor a rosas se pierde tras la humedad y las luces de los coches,
que pasan sin hacer ruido,
la fuente se moja cada vez,
los transeúntes leen el periódico sentados en los banquillos de la plaza anónima,
alguien fuma un cigarrillo mientras espera, entre el jardín y la calle.

Los retratos, la exposición y una grapa,
tu mujer yace serena a la luz de vela en una habitación remota,
no hay nadie aquí, -me equivoqué, me digo-
y hay que perderse en el laberinto de cuadros para revivir,
estar sola entre memorias de mujeres solas,
con sus pinceles tristes,
con sus pinceles giratorios e insomnes,
con sus caras curtidas por la lumbre de la buhardilla fría.


Salgo sola a buscar obscuridades,
a caminar por calles anchas donde cae la lluvia,
emisaria de rostros, olores, recuerdos,
pido una grapa, todos se han ido,
-bajo la luz tenue está tu mujer blanda,
pelirroja, casi muerta-
ya no sirven torrejas dulces,
solo licores de alcanfor,
entre el silencio,

bajo la lluvia. 

Adriana Duré.


Edith Piaf - La foule





Te dije: ¿Conoces a Edith Piaf?, me contestaste que te habías graduado en La Sorbonne de París con Trés bien en alguna carrera que no era literatura, que no era arte, que no era historia. Te amé, era cierto. amé tu lengua, amé tu humor, amé tu juego de billar y tu amor por las mujeres. Pero sobre todo, amé tu amor a Edith y tu erre de ciudadanía.


































Detrás del espesor de tus trazos, emerge la poesía del color, no importa tu idioma. Hablamos el lenguaje del aleteo. Tú, caminando debajo de la lluvia ideando ciénagas azules con gold, yo, puteando de ida al trabajo, contando mi vida con palabras. Somos lo mismo en horas distintas. Universos que se conjugan bajo el cielo estrellado de Van Gogh, con su café solo en una avenida de la memoria. Trazo este mapa desde donde estás hasta mis pensamientos y solo es posible un poema.

A Galya Nikolova
MULHER MODERNA
ANA CRISTINA CÉSAR

QUOTEKO DE LEONOR FINI

Opto por la mirada estetizante con un epígrafe de mujer moderna desconocida. ("No logro explicar mi ternura, mi ternura ¿entiendes"?). No soy ratón de biblioteca, casi no entiendo aquel museo de la plaza, no tengo impulso de producción, no nací para gitana, y además tengo también el llamado ojo con pecados. ¿Ni aquí? Te recito WW:
"Amor, eso no es un libro, soy yo, es a mí al que sostienes yo soy yo quien te sostiene
/(¿es de noche?
¿estuvimos juntos y a solas?), caigo de las páginas
a tus brazos, tus dedos me entorpecen, tu aliento,
LEONOR FINI
tu pulso, me sumerjo de los pies a la cabeza, 
delicia, y basta:
Basta de nostalgia, secreto, impromptu, basta
del presente deslizándose, basta del pasado en video-tape
imposiblemente veloz, repeat, repeat.
Toma este beso tan solo para tí y ya no me olvides.
Trabajé todo el día y ahora me retiro, ahora
descanso de mis cartas y traducciones de muchos orígenes,
me espera una esfera más real que la soñada, más directa, dardos y rayos a mi regreso. ¡Adiós!
Recuerda mis palabras una a una, Yo podré volver. Te amo, y parto, yo incorpóreo,
AUTO RETRATO DE GALYA NIKOLOVA
triunfante, muerto".

viernes, 13 de junio de 2014

Nina Simone- I Put Spell On You




A ti, que aún no sabes quién eres: 

La noche hoy puede ser tan corta o tan larga como decidas que sea, a veces la noche solo es, pero hoy la noche es algo más...y mientras escuchas esta voz que te insta y la vida empieza por difuminarse y antes que desaparezcas por completo y tu sangre sea un río blando corriendo por las entrañas de la tierra, espero que leas ésto:

AFTER SUCH PLEASURES



Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni
esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.




Julio Cortázar




Andy Duran y su Latin Jazz Band - ¿Qué te pedí?





Fue en Juan Sebastián Bar, un poco antes de salir a la fuerza, y que un militar mentara mi madre después de bendecir un poco la suya, porque bailé a rabiar sola, sola como una loca en medio de una plaza. Y un poco antes que el ron selecto y el arrabal de la noche me embriagaran, y te sacara a bailar en medio de partidarios de una democracia derruida entre alcoholes e historia. Afuera, más tarde, difuminada y clara, como la luna cayendo por las calles enloquecidas. Sólo así te quise.


A veces en la noche más corta del siglo, regreso a reunirme con mis fantasmas y regresas también tú, como el fantasma de Blok en un verso de Marina Tsvetáieva. Pero simplemente, a veces nada es suficientemente fuerte para recuperar el amor de lo muerto.

ÁRBOL DE LA TOTALIDAD ANALÍTICA


Recurro a ti
y
otra vez te amo

Cristina no previó
que mientras tomabas fotos
de mi bello púbico
y las estatuas de Marx sonreían en las plazas
las librerías extrañaban tus gestos
tu dedo en mi espalda

Otra vez
esta noche
quizás
te amo
entre Budha y tú
dos cervezas  un té  un tai chi a la orilla del mundo

dos cervezas más    pato laquedado en "El Palmar"
dos cervezas y tus labios
dos cervezas y el peregrinaje a tu oscuridad recién hecha
exploración de caderas rocosas
mar de lamentos en tus ojos cerrados
la nada con sus juguetes amorosos
nos tiende la trampa

Esta noche Cristina nos olvidó en sus poemas
“nada dice nada acerca del amor”
“un travesti se pasea, pide fuego”-Cristina Peri Rossi-
 
Nada dice nada sobre ti
y tu arritmia después de hacer el amor
después de estar con otra
con tus labios de ópalo
nada dice nada después

y en la noche siempre alguien pide fuego
y en el amor siempre alguien quiere fuego

Cristina me olvidó
como un dios solo puede olvidar

y otra vez te amo
en mi sangre  
con salvaje desesperación

otra vez 
te amo.


A.R.

miércoles, 11 de junio de 2014

Este poema impactó mi forma de comprender y aproximarme a la cotidianidad cuando estamos en Amor. El Amor nos salva de todo, de las salvajes guerras, del exterminio, de la violencia, porque estamos sumidos en el otro, fusionados con el otro, a través del cual únicamente miramos al mundo, escuchamos al mundo y vivimos en el mundo. Este acto de perderse de sí mismo, esta nueva y ambigua exploración es también reconocer todo lo demás de un modo sublime.

<<ONCE DE SEPTIEMBRE>>

                                                                    CRISTINA PERI ROSSI












El once de septiembre del dos mil uno
mientras las Torres Gemelas caían,
yo estaba haciendo el amor. 


El once de septiembre del año dos mil uno
a las tres de la tarde, hora de España,
un avión se estrellaba en Nueva York,
y yo gozaba haciendo el amor.
Los agoreros hablaban del fin de una civilización
pero yo hacía el amor.
Los apocalípticos pronosticaban la guerra santa,
pero yo fornicaba hasta morir
–si hay que morir, que sea de exaltación–.

El once de septiembre del año dos mil uno
un segundo avión se precipitó sobre Nueva York
en el momento justo en que yo caía sobre ti
como un cuerpo lanzado desde el espacio
me precipitaba sobre tus nalgas
nadaba entre tus zumos
aterrizaba en tus entrañas
y vísceras cualesquiera.
Y mientras otro avión volaba sobre Washington
con propósitos siniestros
yo hacía el amor en tierra
–cuatro de la tarde, hora de España–
devoraba tus pechos tu pubis tus flancos
hurí que la vida me ha concedido
sin necesidad de matar a nadie.

Nos amábamos tierna apasionadamente
en el Edén de la cama
–territorio sin banderas, sin fronteras,
sin límites, geografía de sueños,
isla robada a la cotidianidad, a los mapas
al patriarcado y a los derechos hereditarios–
sin escuchar la radio
ni el televisor
sin oír a los vecinos
escuchando sólo nuestros ayes
pero habíamos olvidado apagar el móvil
ese apéndice ortopédico.
Cuando sonó, alguien me dijo: Nueva York se cae
ha comenzado la guerra santa
y yo, babeante de tus zumos interiores
no le hice el menor caso,
desconecté el móvil
miles de muertos, alcancé a oír,
pero yo estaba bien viva,
muy viva fornicando.
“¿Qué ha sido?”, preguntaste,
los senos colgando como ubres hinchadas.
“Creo que Nueva York se hunde”, murmuré,
comiéndome tu lóbulo derecho.
“Es una pena”, contestaste
mientras me chupabas succionabas
mis labios inferiores.
Y no encendimos el televisor
ni la radio el resto del día,
de modo que no tendremos nada que contar
a nuestros descendientes
cuando nos pregunten
qué estábamos haciendo
el once de septiembre del año dos mil uno,
cuando las Torres Gemelas se derrumbaron sobre Nueva York.





lunes, 2 de junio de 2014

Si esta irrefrenable manía de encontrarte fuera solo la pulsación del deseo y no una conspiración fraguada lentamente por los misterios del azar y la soledad

EL AMENAZADO

 
Es el AMOR. Tendré que cultarme o que huir.
Crecen los MUROS DE SU CÁRCEL, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la VAGA ERUDICIÓN, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos,
el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal,
el sabor del sueño?




ESTAR CONTIGO O NO ESTAR CONTIGO ES LA MEDIDA DE MI TIEMPO.




Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente,
ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas,
pero la sombra no ha traído la paz.

ES, YA LO SÉ, EL AMOR: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria,
el horror de vivir en lo sucesivo.

Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(ESTA HABITACIÓN ES IRREAL; ELLA NO LA HA VISTO.)

EL NOMBRE DE UNA MUJER ME DELATA.

ME DUELE UNA MUJER EN TODO EL CUERPO. 
Jorge Luis Borges.

QUÉ SUCEDE

  A Josephine, mi otredad Qué sucede cuando sientes una conexión tan intensa que el otro se va, cuando se sienten los corazones latir en las...