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Para George Bataille el trabajo en un mecanismo para distraer al ser humano de su parte más animal, el anhelo de satisfacer su deseo sexual. El trabajo te limita a realizar lo que nuestros límites prohíben. Sin embargo, toco tu pierna, te toco, entre los escritorios y las miradas casuales del público. Te toco, extrayendo el ruido profundo del placer de tu boca silenciada por paredes blandas. Y te toco, trabajo, te toco y somos la "continuidad de dos seres discontínuos".

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LA PARADOJA DEL APETITO Preciso esta noche una lámpara                                                                                                                                para SOBREVIVIRTE   tus ojos de túnel  tu boca de  muessel sagrado la exploración del infierno dantesco entre los reductos de tus piernas   tensando la muerte sólo un sorbo de la angustia letal de tu bilis ...

A VECES EL DESEO ES TAN GRANDE, que nada lo puede contener: "La provocación del DESEO QUEMA; puede consumir hasta su fin la riqueza; puede consumir la vida de aquel cuyo deseo provoca." Georges Bataille.

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  UZBEKISTÁN ...tal vez otro poema de amor . Llueve en Uzbekistán. En los minaretes donde grito tu nombre amanece. Llueve en esta pocilga de madrugada donde atajo las gotas con una ponchera de plástico y tu nombre rosado, vástago desaparece detrás de mis ojos. Los sueños los devuelve el desierto, intactos: tu mano debajo de la mesa tocando el abismo inconmensurable de la sombra de mi pierna en movimiento. Bajo al sur donde la lluvia es una exequia al dolor, huele a tierra mojada y a sexo recién lavado. Amurallo mis tormentas de la necesidad de ser: Llueve en Leningrado sobre Anna, el fantasma de Tsárskoie Seló . Una nube gris tiembla en el piso y por mi falda mexicana llueven las sábilas en el campo. Demasiado ruido en el elevador de espíritus, demasiada oscuridad y obscenidad en la tecnología del deseo, es decir, Huyo como un cadáver inflamado de deseo. La sombra de tus ojos acecha los bosques, diluye las constelaciones, apaga la luna. Insisto: tiembla en el Amazona...

Esta noche yacen en el fondo de la memoria de vino, exequias de lo que fui: paisajes adustos, calles solas, parques sin columpios, cervezas sin amigos, borracheras de amor que terminaron en vómito y en un a solas profundo, ciudades frías de países extraños donde buscaba tu señal o tu olor, camas de hostales con baños en el patio obscuro. Fui tantas cosas y tan poco. Fui una calle de Madrid llovida y arrasada por el recuerdo.

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TOD UND FRAU                                                                         A Kathe Kollwitz En las calles de Madrid llueve, lejos, en el café La Cruz Blanca y en pleno centro de mi croquis húmedo, el cielo muerde las estatuas de los edificios, carcome el agua fuente y la punta seca sobre el papel esmerilado del retrato de la mujer blanca casi pálida del lienzo incomprensible. Pido un café y ya me pierdo, -dos de azúcar, digo- pero hay un tarro con pitillos de azúcar con el logo del café, llueve suavemente sobre las calles limpias de una ciudad que amanece, con sus luces enfiladas y sus mangueras largas, con agua fuente y barniz blando, parduzco con olor a ciénagas. Hay un silencio escrutador que amablemente digiere tus entrañas, llueve y el olor a ros...

Edith Piaf - La foule

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Te dije: ¿Conoces a Edith Piaf?, me contestaste que te habías graduado en La Sorbonne de París con Trés bien en alguna carrera que no era literatura, que no era arte, que no era historia. Te amé, era cierto. amé tu lengua, amé tu humor, amé tu juego de billar y tu amor por las mujeres. Pero sobre todo, amé tu amor a Edith y tu erre de ciudadanía.

Detrás del espesor de tus trazos, emerge la poesía del color, no importa tu idioma. Hablamos el lenguaje del aleteo. Tú, caminando debajo de la lluvia ideando ciénagas azules con gold, yo, puteando de ida al trabajo, contando mi vida con palabras. Somos lo mismo en horas distintas. Universos que se conjugan bajo el cielo estrellado de Van Gogh, con su café solo en una avenida de la memoria. Trazo este mapa desde donde estás hasta mis pensamientos y solo es posible un poema.

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A Galya Nikolova MULHER MODERNA ANA CRISTINA CÉSAR QUOTEKO DE LEONOR FINI Opto por la mirada estetizante con un epígrafe de mujer moderna desconocida. ("No logro explicar mi ternura, mi ternura ¿entiendes"?). No soy ratón de biblioteca, casi no entiendo aquel museo de la plaza, no tengo impulso de producción, no nací para gitana, y además tengo también el llamado ojo con pecados. ¿Ni aquí? Te recito WW: "Amor, eso no es un libro, soy yo, es a mí al que sostienes yo soy yo quien te sostiene /(¿es de noche? ¿estuvimos juntos y a solas?), caigo de las páginas a tus brazos, tus dedos me entorpecen, tu aliento, LEONOR FINI tu pulso, me sumerjo de los pies a la cabeza,  delicia, y basta: Basta de nostalgia, secreto, impromptu, basta del presente deslizándose, basta del pasado en video-tape imposiblemente veloz, repeat, repeat. Toma este beso tan solo para tí y ya no me olvides. Trabajé todo el día y ahora me retiro, ahora descanso de m...

Nina Simone- I Put Spell On You

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A ti, que aún no sabes quién eres:  La noche hoy puede ser tan corta o tan larga como decidas que sea, a veces la noche solo es, pero hoy la noche es algo más...y mientras escuchas esta voz que te insta y la vida empieza por difuminarse y antes que desaparezcas por completo y tu sangre sea un río blando corriendo por las entrañas de la tierra, espero que leas ésto: AFTER SUCH PLEASURES Esta noche, buscando tu boca en otra boca, casi creyéndolo, porque así de ciego es este río que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados, qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor sabiendo que el placer es ese esclavo innoble que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo. Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni esperanza. Solo en mi casa abierta sobre el puerto otra vez empezar a quererte, otra vez encontrarte en el café de la mañana sin que tanta cosa irrenunciable hubiera sucedido. Y no tener que acordarme de este olvid...

Andy Duran y su Latin Jazz Band - ¿Qué te pedí?

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Fue en Juan Sebastián Bar, un poco antes de salir a la fuerza, y que un militar mentara mi madre después de bendecir un poco la suya, porque bailé a rabiar sola, sola como una loca en medio de una plaza. Y un poco antes que el ron selecto y el arrabal de la noche me embriagaran, y te sacara a bailar en medio de partidarios de una democracia derruida entre alcoholes e historia. Afuera, más tarde, difuminada y clara, como la luna cayendo por las calles enloquecidas. Sólo así te quise.